Ocurre muy frecuentemente que durante la semana tenemos fuerza de voluntad para asistir al gimnasio y realizar muy buenos entrenamiento. Durante la semana somos capaces de respetar los horarios, las rutinas y las cantidades de comidas a ingerir. En definitiva, durante la semana llevamos una vida ordenada y más o menos disciplinada en lo que se refiere a deporte y a alimentación.
Pero sucede que el fin de semana es el tiempo que dedicamos a relajarnos y a olvidarnos de la rutina de toda la semana. Algunos lo utilizamos para seguir haciendo deporte y dedicar más tiempo a la familia, otros lo dedican a hacer tareas de la casa que no se pudieron realizar durante el resto de semana, y otros lo utilizan para perderlo, no hacer nada o simplemente descansar.
Es en el fin de semana cuando más nos relajamos y muchas veces cuando más comemos. Estamos toda la semana controlando y el fin de semana lo echamos todo a perder. Copiosas comidas y cenas dentro o fuera de casa tiran por tierra todo el trabajo realizado durante la semana. Sencillamente no nos privamos de nada.