Comes mucho Pan, y lo sabes… Quieres perder peso y eres consciente de que este alimento te hace engordar pero no sabes cómo dejar de comer pan.
Y lo peor de todo es que el pan te gusta mucho. Seguro que alguna vez te has planteado dejar de comerlo pero… es que está tan bueno…
¿Cómo será tu vida sin poder mojar la salsa, o sin bocadillos?
Te planteas si vale la pena tanto sacrificio…
¿Quieres conocer algún truco sencillo que te pueda ayudar a dejar de comer menos pan poco y casi sin darte cuenta? Sin que suponga un gran esfuerzo de voluntad.
Si tu respuestas es sí, entonces este artículo es para ti.
Te voy a enseñar un sencillo truco que te ayudará a ir dejando el pan poco a poco, sin ningún tipo de trauma ni sacrificio.
Vas a ver que en poco tiempo, la cantidad de pan que tomas va a disminuir y tu peso va a bajar.
El pan es un alimento muy antiguo que ha dado de comer a una generación tras otra.
Es una importante fuente de hidratos de carbono que da energía para realizar las duras tareas cotidianas como ir al campo, bregar con los animales, recoger la cosecha…
Ah, que tú no haces nada de eso… y sigues comiendo mucho pan…
Vaya…
Seguramente te guste tanto el pan que sea casi imposible plantearte eso de dejar de comerlo verdad… está tan rico mojado en la salsa… en la mahonesa… en un bocata…
Qué rico..
Ah, pero te sobran unos kilillos y por mucho ejercicio que haces o dieta que realizas, no bajas de peso.
Seguramente eso no sea por el pan, ¿no?
O quizás sí…
El pan te proporciona energía a través de sus hidratos de carbonos.
Ya sabes que el hidrato de carbono es un combustible que si no lo quemas, acaba almacenado como grasa en tu barriguita.
Si comes mucho pan y tienes una vida sedentaria, cogerás peso porque esos hidratos de carbono extras que tomas se almacenan en tu cuerpo como grasa.
Y ojo que no digo que el pan esté prohibido en una dieta equilibrada. Lo que digo es que el exceso de pan te hace coger peso.
Hay que disfrutar de el, pero con moderación y sin que aporte calorías innecesarias a tu cuerpo.
Esto lo hemos visto en otro artículo ya publicado en esta web en el que te contaba acerca del pan de verdad.
Haz click en la imagen para ver el articulo completo.
Todo lo que se llama pan… ¿es pan?
El pan que te lleves a la boca debe de tener la mayor calidad posible (dentro de tus posibilidades económicas).
Si puede ser con masa madre, mejor.
Si puede ser con harinas integrales, mucho mejor que si solamente lleva salvado añadido.
Es clave elegir el mejor pan posible ya que si no lo haces, te puedes equivocar y ese error te hará engordar.
Debes de evitar el pan industrial por dos importantes motivos
Primero porque el pan industrial está hecho con harinas muy refinadas y dentro del cuerpo funciona como azúcar.
Al realizarse con harinas ultrarefinadas y productos industriales, tu cuerpo no va a notar diferencia entre un donuts y un trozo de pan ya que ambos tienen un índice glucémico muy elevado.
La escala del índice glucémico va de 0 a 100. La glucosa pura tiene el valor más alto. Los alimentos con un índice glucémico bajo ayudan a conseguir un mejor control sobre el nivel de azúcar en sangre.
Segundo porque con este tipo de pan tan refinado, cuanto más comes, más hambre tienes.
No es saciante.
Comes un bocadillo de pan industrial y a la media hora vuelves a tener hambre, entrando nuevamente más calorías en tu cuerpo.
Los carbohidratos con bajo índice glucémico tardan más en digerirse y no aumentan mucho los niveles de glucosa en la sangre. Mejoran el control de la liberación de insulina y aumenta la sensación de saciedad.
Al no estar hecho con harinas refinadas, el pan de verdad con bajo índice glucémico aumenta la saciedad ya que libera su energía de manera más lenta y gradual.
La liberación gradual de energía se asocia con un mayor nivel de satisfacción y esto conduce a una menor motivación para comer, lo que resulta en la pérdida de peso.
Pueden pasar horas desde que lo comes en un bocadillo o acompañando la comida hasta que vuelves a tener hambre.
Por eso el primer punto es el más importante para bajar de peso.
Debes de elegir siempre el mejor pan, el de mayor calidad, el que esté hecho con los productos más naturales, siempre dentro de tus posibilidades.
Ahora que has decidido comprar el mejor pan (dentro de tus posibilidades económicas) toca reducir la cantidad de pan que comes.
Y para saber cómo lo vas a reducir, es necesario conocer cuánto pan comes cada día.
Pero no a ojo, sino la cantidad exacta.
No es lo mismo decir “yo me puedo comer un pan y medio” que saber ciertamente que comes un pan y medio cada día.
Pues bien, hay que medir el pan que comes para saber cuál es el punto de partida.
Si necesitas un pan y medio cada día, cómpralo y ponlo en un lugar donde no lo toque nadie más que tú.
Si el resto de la familia come medio pan, compra medio pan para ellos, pero tu pan que no lo toque nadie. Ese es tuyo.
Puede sonar a broma, pero este punto es muy importante.
Toma esa cantidad de pan durante tres semanas.
Que tu cuerpo y tu mente se hagan a la cantidad exacta de pan que tomas cada día.
Una vez que llevas tres semanas comiendo tu pan y medio cada día, comenzamos con el proceso que te llevará a conseguir reducir el pan que comes.
Coge un cuchillo y corta una tetilla de pan de unos dos dedos de ancho. Son entre 3 y 4 centímetros aproximadamente
No pasa nada con esa tetilla, no te preocupes. De tu pan y medio, te quedan un pan entero con dos tetillas más y casi medio pan más (menos dos dedos). Tu cuerpo no va a notar esos dos dedos menos de pan.
Cada mañana o cuando vayas a comer, durante una semana realiza ese proceso. Quita una tetilla o pico de pan de unos dos dedos de ancho y disfruta de tu pan en las comidas.
La semana siguiente repetimos el proceso.
Quitas los dos dedos de la tetilla pero esta semana le añades un tercer dedo más al corte.
La tetilla medirá tres dedos de ancho.
Y come tu pan de cada día.
La siguiente semana, el lunes le sumas otro dedo a esa tetilla. Ya medirá cuatro dedos el pedazo que cortes.
Semana a semana la cantidad de pan irá disminuyendo.
Es una reducción muy progresiva y poco traumática.
Las dos o tres primeras semanas no te das cuenta. Es a partir de la cuarta semana cuando ya comienzas a notar que te falta pan en las comidas.
Por eso desde la primera semana tienes que poner conciencia en este «tratamiento anti-pan»
Normalmente las personas que comen mucho pan lo parten en grandes pedazos.
Con esta nueva técnica, tendrás que administrarlo y cambiar la manera de partirlo. En vez de cortarlo en grandes pedazos, comienza a partir el pan a «pellizcos» para tener trozos más pequeños.
Al final sigues comiendo pan, pero de otra manera y menos cantidad.
La reducción de pan será hasta donde tú decidas.
La clave de este proceso es ayudarte a dejar de comer tanto pan.
Como te he comentado antes, si comes en exceso un alimento que tiene gran cantidad de hidratos de carbono y estos no los quemas con actividad física durante el día, acabarás cogiendo peso.
Si te gusta el pan, puedes seguir comiéndolo, claro que sí. Yo también disfruto con el pan. Está buenísimo.
Pero la clave está en saber cuánto pan puedes comer sin que afecte a tu salud.
Y cuando digo «afectar», no me refiero a que el pan sea malo para la salud (a no ser que seas celiaco o intolerante al gluten no celiaco). Me refiero a las consecuencias.
El exceso de pan aporta muchos hidratos de carbono que seguramente no quemes, y acaban almacenados como grasa.
Comer mucho pan te hará coger peso, y el exceso de peso… ya sabes, diabetes, un cuerpo menos ágil…
Pan sí, pero en cantidades moderadas.
La primera semana no lo vas a notar mucho, ni la segunda tampoco, pero a partir de la tercera, haciendo exactamente lo mismo que cada día, el mismo ejercicio, el mismo trabajo, las mismas horas de sueño… vas a notar que la barriga comienza a reducirse, bajas de peso y el perímetro abdominal disminuye.
Te empiezas a deshinchar, a desinflar.
El vientre se va poniendo más plano y esto… motiva una barbaridad.
Cuando ves que tu cuerpo responde, te vienes arriba.
¿Y sabes qué es lo mejor de todo?
Que no has pasado ni hambre ni necesidad de pan, porque ha sido progresivo.
Si tu cuerpo en la tercera semana reacciona así de bien con la reducción de pan… ¿te imaginas cómo lo hará si continúas un poco más y si mantienes ese hábito en el tiempo?
No. No te quedas con hambre. No es así.
No es lo mismo nutrirse correctamente que llenar el estómago.
Al dejar de comer pan, existe una reducción de calorías que tu cuerpo echará de menos, pero ese déficit lo puedes suplir con alimentos que tienen más nutrientes como un poquito más de lentejas, o de arroz con atún, o de pescado, o de carne, o de ensalada, o una fruta más…
Comerás más de otros alimentos y menos pan, y te darás cuenta de que no aumentas de peso
Esos alimentos siempre que no sean procesados, no te harán coger peso y te darán la energía que te falta debido a la reducción del pan.
Pero recuerda que los alimentos que comas deben de ser lo más naturales posibles.
Nada de fritos, ni de refinados o ultrarefinados, ni de dulces.
Lo más parecido posible a como están en la naturaleza. Cuantos menos procesos lleve el alimento que comas, mucho mejor.
¿Te animas a intentar comer un poquito menos de pan?
Sé Feliz
Pedro García
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Tras terminar la Titán Desert, decidí tomarme «vacaciones de esfuerzo»
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2 comentarios
Gracias por los consejos , me encanta todo tipo de pan , debo dejarlo ( mi barriga crece y crece ) siempre fui delgada sin barriga pero sedentarismo etc ansiedad
Que pan me recomienda , para empezar con un pan más saludable y hacer mis porciones
Gracias
Lo ideal es ir recortando poco a poco el pan para crear un nuevo hábito en tu vida.
Puedes tomar unas tortas de arroz para sustituirlo, pero si dejas de comer pan como te indico en el artículo, no te hará falta un sustitutivo porque poco a poco, lo irás quitando de tu día a día.
Si para cada etapa necesitas un mes en vez de 15 días, adelante. Cada persona lleva su ritmo.
Ánimo y adelante.